Especialistas del INTA reconocen que la alta variabilidad climática plantea un desafío y demanda una mayor planificación de las actividades a campo. Identificar las condiciones del cultivo, la diversidad en madurez de tallos y la humedad de grano, así como analizar el estado del ambiente -lomas, bajos y zonas con falta de piso- son algunos de los factores clave para definir la estrategia de cosecha.
Lo único constante en el clima es la variabilidad. Frente a este contexto, resulta estratégica la planificación a fin de incrementar la eficiencia en el trabajo a campo en cuanto se presentan días sin precipitaciones. Especialistas del INTA reconocen el desafío y brindan una serie de pautas y recomendaciones clave para definir la estrategia de cosecha.
De acuerdo con Diego Villarroel –especialista en agricultura de precisión del INTA Manfredi, Córdoba–, “antes que nada, se deben caracterizar las condiciones del cultivo y su heterogeneidad en madurez de tallos, así como la humedad de grano”. Según detalló, es importante “identificar ambientes -lomas, bajos y zonas con falta de piso- para poder definir la estrategia de cosecha”.
En este sentido, reconoció que “a veces es mejor cosechar con humedad para asegurarnos minimizar perdidas de cosecha que esperar”, para lo cual es importante planificar la logística de equipos a utilizar, tales como cosechadoras, tolvas, camiones, embolsadoras, entre otras maquinarias, así como definir la estrategia de recolección.
Para las condiciones actuales, recomendó adelantar lo máximo posible la cosecha de soja, no esperar el 13,5 % de humedad de grano para iniciar, porque el retraso será riesgoso y costoso”. Así, según explicó, las pérdidas de precosecha se reducen a cero y las pérdidas por cosechadora pueden bajar respecto al promedio. Pero, si la soja con 13,5 % de humedad de grano recibe lluvias por más de 10 días las perdidas en cantidad y calidad pueden ser mayores que decidir comenzar a trillar con 15 % de humedad.
En el caso de que la recolección sea limitada por falta de piso, se deberá optar por entrar al campo con máquinas que tengan neumáticos radiales y de alta flotación, trabajar con baja presión de inflado (23-25 libras) y nunca llenar la tolva a su máxima capacidad ya que si se sobrecargan los ejes se traslada el peso a la compactación del terreno.
“Es importante que las descargas sean sólo por cabecera”, recomendó, al tiempo que explicó: “Esto requiere que la maquina tenga una plataforma de recolección de gran ancho labor, lo cual va a disminuir la transitabilidad de la misma, posibilitando a su vez cosechar a una velocidad de trabajo menor para un buen desempeño del sistema de corte”.
Es que, según indicó Villarroel, “la planificación va a permitir minimizar la circulación de las máquinas en el lote”. En esta línea, recomendó evitar dejar huellas y compactaciones con el tránsito de cosechadoras, tractores y acoplados tolvas autodescargables. Y aconsejó cosechar con una dirección al sesgo en 30º respecto a la línea de siembra, lo que evita patrones de huellas y patrones de cobertura del suelo.
Ante una situación en la que el cultivo aún tiene margen de maduración, pero las condiciones climáticas son altamente variables es oportuno adelantar la cosecha. Y recomendó realizarla con 15 – 16 % de humedad, debido a que el cultivo presenta poca susceptibilidad al desgrane, de esta manera estamos dentro de valores de humedad que se pueden manejar en poscosecha y nos aseguramos que en esa ventana de cosecha pudimos levantar el cultivo, ya que no sabemos cuándo vamos a poder entrar nuevamente”.
Es importante –subrayó– no esperar a que el grano llegue a 13,5 % de humedad promedio para recién llamar al contratista. Y recalcó: “Es importante adelantar la cosecha y realizarla con 15 % de humedad, ya que reduce las pérdidas promedio por desgrane en el cabezal en un 50 %”.
Almacenamiento, según la humedad del grano
Según ensayos del equipo de investigación de cosecha y poscosecha del INTA, la soja almacenada correctamente con 16 % de humedad en bolsas plásticas se puede conservar sin problemas hasta 2 meses, con 14,5 % por 6 meses y con 13 % de humedad se puede almacenar 12 meses o más. “Siempre se debe controlar periódicamente el estado del grano almacenado, ya que si los días de almacenamiento se dan con amplitud térmica estos valores pueden ser variables en función de la calidad del almacenamiento”, explicó Villarroel.
De acuerdo con estimaciones del INTA PRECOP, “las pérdidas en soja se dan en un 70 % en plataforma (40 %desgrane, 7 % vainas sueltas, 13 % ramas sueltas, 10 % altura de corte) y un 30 % por cola (8 % cilindro, 11 % zarandas, 11 % sacapajas). Por lo tanto, todos los esfuerzos deben estar en minimizar las pérdidas ocasionadas en el cabezal.
Otro punto a tener en cuenta es la velocidad acorde para el correcto funcionamiento de la barra de corte, con lo cual también es importante detectar la correcta funcionalidad de las cuchillas y puntones.
Según detalló el especialista, el molinete debe regularse en altura, avance y velocidad de giro, de manera permanente acorde al estado del cultivo. En lotes volcados en el sentido de siembra, la cosecha con equipos sin regulación continua de la velocidad del molinete desde el puesto de comando, las pérdidas de cosechadora pueden llegar al 50 %.
“Esto ocurre cuando la maquina corta en el mismo sentido del vuelco de la planta. Por lo tanto, el IM (índice de molinete) va a ser clave ante las condiciones del lote”, detalló Villarroel. Por ejemplo, en situaciones ideales con la planta erecta y de altura normal, la velocidad del molinete debe ser un 25% mayor que la velocidad de avance de la cosechadora.
Pero, si las condiciones son de un cultivo volcado y cosechando en contra del sentido del vuelco, la velocidad del molinete debería ser solo un 9-10 % mayor a la velocidad de avance de la máquina. En cambio, si la recolección es en el mismo sentido de vuelco la velocidad del molinete puede ser 50 % mayor a la velocidad de avance.
Además, el especialista consideró “fundamental” realizar la regulación tanto de la altura del molinete, como el retraso o adelantamiento de este y sin duda la inclinación de los dientes, hacia adelante en cultivos altos y erectos, perpendicular o rectos en cultivos de altura media o hacia atrás en situaciones de cultivos volcados.
Quien dispone de cabezales de lona o draper tiene la posibilidad de un mejor trato del cultivo cortado, por ende, mayor posibilidad de reducción en los niveles de pérdida por plataforma, logrando eficiencia de cosecha a lo largo de la jornada.
Respecto al 30 % de pérdidas restantes, las que se dan por la cola de la cosechadora, podrían minimizarse realizando diferentes ajustes como por ejemplo la velocidad del cilindro trillador que debe ser la máxima acorde al mínimo daño mecánico. Los monitores de pérdida y los sensores de retorno de grano son fundamentales para realizar un buen ajuste del sistema de trilla. “El mejor consejo para la cosecha de cualquier cultivo es evaluar pérdidas con la metodología de los 4 aros de 56 cm de diámetro, difundida por el INTA PRECOP”, subrayó Villarroel.
Por último, destacó la importancia de una buena calibración del monitor de rendimiento, en lo posible, en las zonas más representativas del lote, lejos de cabeceras o en ambientes con problemas de piso, malezas o maduración heterogenea del cultivo. Al lograr un buen mapa de rendimiento vamos a obtener una buena base de datos para entender el resultado final de la campaña reflejada por ese cultivo, en ese lote con una estrategia de manejo definida y en un contexto climático tan especial como es que debemos afrontar en la cosecha 2024. (INTA)